¿Vale la pena perder la cabeza por verte mejor físicamente?
Es una pregunta que durante años
he tenido en mente, y si algo he sacado en claro es que uno no pierde la
cabeza por caber en unos pantalones.
Tenemos miedo al rechazo, miedo a seguir sufriendo, miedo a no ser
suficiente, miedo a que se vuelvan a reír de ti. Miedo a no encajar.
Miedo a comentarios que hacen muchísimo daño incluso de las personas que
más quieres.
La rabia que llevas dentro no sale con fuerza y le explota en la cara
a quien carece de escrúpulos para insultar, golpear o humillar a otro
ser humano. Tu propia rabia te explota en las manos, te golpea, el odio
que tienes hacia el mundo lo diriges hacia ti y tú pasas de ser la
víctima a ser el culpable y tu propio verdugo.
Pierdes el control de tus pensamientos, nada te satisface, necesitas
más destrucción, muchas personas te dan la espalda o tú se la das a
quienes tratan de ayudarte.Llegas a un punto en el que eres plenamente
consciente de que todo se está yendo a la mierda.
Más allá de la razón, más allá la familia, amistad, terapeuta,
medicación, creencia, más allá de todo eso estás tú y tu instinto,
Cansado, herido, sin fuerzas, ni lágrimas te quedan, tu instinto te
empuja a luchar.
Cuando peleas puedes ganar o puedes perder, el resultado depende de
ti, de las personas que te puedan ayudar en esta lucha, de las personas
que tú permitas que te ayuden.
Hay quienes pierden la lucha, y desde aquí todos mis respetos, solo
quisieron ser mejores, cumplir sueños, sentirse queridos, vivir una vida
como la que cualquiera se imagina cuando es pequeño.
Esta historia no va de entrar en unos pantalones que ahora se te
caen. Esta historia va de personas que no dormían esperando los regalos
de navidad, de personas que reían, jugaban, personas que como tú en las
nubes vieron formas de animales, y la luna los seguía por la noche.
Personas que odiaban que les regalaran ropa y lloraban de emoción cuando
les regalaban el juguete que querían. Personas como tú, como yo,
personas cuyo nombre empieza por hache de silencio, de gritos acallados
entre insultos, golpes y desprecios, hache de honra pisoteada, hache de
humillación, hache de hij@s de puta, hipócritas que dejan heridas que no
sienten , que no les duelen, que no las sufren.
Créditos a: Hachedesilencio.net
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